lunes, 23 de noviembre de 2015

Eloísa está debajo de un almendro (Enrique Jardiel Poncela)

Un nuevo libro que releo porque tienen que prepararlo mis hijos para la clase de Lengua... No está mal... este es de los que se agradece... Claro que, empezar no empezó bien la cosa porque según él, se tenía que leer "Una que está debajo de un árbol"... Increíble...

Conocí a Jardiel Poncela siendo una cría porque mi padrino (mi gran suministrador de libros, que estará acabado con las existencias de la biblioteca celestial...) me prestó La turnée de Dios. Recuerdo que lo pasé genial leyendo aquel libro y, desde entonces, solo con oír "Jardiel Poncela", tengo la necesidad imperiosa de sonreír...

La introducción a esta edición, de María José Conde Guerri, he de confesar que se me ha hecho un poco pesada. Probablemente porque no soy capaz de analizar la literatura con la profundidad con que lo hace ella, por supuesto. Pero, a mi modo de ver, para los profanos como yo, está un poquito por encima del nivel.

Sin embargo, sí que me ha gustado lo que dice de que "el humor no es un aspecto de la literatura, sino una singularidad del espíritu". Y es posible que sea así.

Lo cierto es que, con esta obra de teatro, que también he visto en televisión varias veces, aunque nunca directamente en el teatro, se pasa un rato maravilloso.

Cada detalle es una ironía, cada situación es más esperpéntica que la anterior, siempre con delicadez, sin estridencias, impidiendo que se nos borre la sonrisa de los labios.

Hay un diálogo que me encanta, en el cine, entre el acomodador y la tía de la protagonista:

"- Voy a buscar el irrigador del ozonopino y voy a ozonopinear una miaja.
- Muy bien
- Porque esto necesita un buen ozonopineo.
- Soy de la misma ozonopinión."

Lo curioso es que, como es lógico, mi hijo de 16 años no había oído hablar nunca del ozonopino y, sin embargo, iba repitiendo la frase por casa.

De verdad que merece la pena dedicarle un ratillo a una buena obra de teatro que hace que se nos olviden un poco todas las circunstancias tristes que nos rodean.

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