lunes, 23 de noviembre de 2015

¡A los leones! (Lindsey Davies)

Vuelvo sobre seguro... Mi viejo conocido Marco Didio Falco... ¡qué majete!

Es verdaderamente entretenido...

Yo lo sé, claro, pero mucha gente puede no saber que Marco es un informante... un detective privado, vaya. Y en este libro se tiene que asociar con Anácrites, que no es santo de su devoción pero que ha resultado ser el ojito derecho de su madre: "Yo lo detestaba porque era el Jefe del Servicio Secreto de la corte y yo un investigador de pacotilla que solo tenía clientes particulares".

Y ahora lo que quieren hacer es investigar declaraciones fraudulentas al censo... inspectores de hacienda, más o menos.

Pero, en una de las investigaciones descubren que ha muerto Leónidas, un león destinado a comerse a los malos en el circo... Y eso a Marco no le huele bien y no puede parar hasta que averigua qué ha pasado.

Como siempre, es muy divertido. Él es un monstruo, genial se mire por donde se mire. Aparece Maya, su hermana, Helena, su mujer , por supuesto, Julia Junila, su peque de siete meses.

Lo bueno de estos libros es que aprendes mucho... Yo no sabía que un "lanista" era el personaje encargado de reclutar y formar a los gladiadores, poniéndolos a disposición de los organizadores de los juegos. Y en este libro, una parte importante de la trama gira en torno a 3 lanistas...

Tampoco había oído hablar del Silphium y, como el hermano de Helena pretende encontrar la planta, he tenido que hacer una pequeña investigación hasta enterarme de que era una planta muy codiciada como condimento, que también servía para hacer perfumes y para curar algunas enfermedades (vaya, como el ungüento amarillo...). Y, lo más importante.... tenía una enorme capacidad abortiva y, al parecer, se usaba como control de natalidad en el mundo antiguo.

No quiero parecer pesada, pero también he descubierto lo que es la "naumaquia", que era el espectáculo en el que se representaba una batalla naval.

En fin, queda claro que en estos libros de Falco se aprenden muchas cositas que puede parecer que no sirven para nada pero que nos van puliendo un poquito más cada día...

No quiero acabar sin una frase que me ha gustado mucho: "Los buenos presagios no se cumplen. Los malos le dan a uno motivos contra qué luchar".

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