sábado, 26 de julio de 2014

Los juegos del hambre. En llamas (Suzanne Collins)

Ya dije cuando leí el primero de estar serie que seguro que leía los otros dos, aunque no era el mejor libro que había leído en mi vida. Y, claro, aquí estoy. Ya tenemos los dos que nos faltaban y he leído uno de ellos. El otro, ya vendrá (caerá en la playa, probablemente, porque estos pueden ser "libros de playa").

Segunda entrega de la serie y es otro guión de cine. Entretenido, como el anterior, pero guión de cine al fin y al cabo.

No tenía yo muy claro cómo iban a conseguir que la pobre Katniss volviera a pasarlo fatal como la primera vez, pero los del Capitolio lo tenían todo controlado. Después de 75 años de Juegos del Hambre, toca el Vasallaje de los Veinticinco en el que participan los vencedores de las ediciones anteriores. Vaya, un Gran Hermano con todos los vencedores (¡qué horror!) pero jugándose la vida y no un puesto en una tertulia del corazón...

Es un poco más de lo mismo, con un final un poco raro y con un puntito de rebeldía que no tenía la entrega anterior. A ver qué pasa en la siguiente porque lo cierto es que no lo deja claro.

Me ha hecho pensar un poco todo el asuntillo ese de la estética y que tengan que arreglarse de una forma especial para los rituales previos a los juegos. Hace unos días escuché en la radio que se había hecho un experimento, enviando una foto a estilistas de diferentes países para que la retocaran adaptándola a los estándares de belleza. Creo que los resultados fueron espectaculares porque no se parecían en nada unas y otras.

Así que, me quedo más tranquila cuando los estilismos de los juegos del hambre me parecen terribles.

Tengo que decir también que me gustan los sinsajos. Veremos si no cambio de opinión en la entrega número 3, que se llama precisamente Sinsajo. Al parecer es un cruce de charlejo y sinsonte (chulo ¿eh?). Los charlejos eran mutaciones que se había organizado el Capitolio para enviar a las zonas de rebeldes. Resulta que estos pajarillos podían retener y reproducir conversaciones y cuando volvían a casa, contaban todo lo que tramaban los rebeldes. Pero, claro, eran rebeldes pero no tontos y se dieron cuenta del truquito. Así que empezaron a hablar de cosas que nada tenían que ver con sus conspiraciones (yo me les imagino pasándose rectas de cocina que luego llegaban al Capitolio...). Al final, les dejaron en libertad porque ya no servían. Los pobres no se pudieron adaptar pero antes de extinguirse se aparearon con los sinsantes (otros pajarillos) y aparecieron en escena los sinsajos que, por el momento, silban y silban muy bien.

Poco más puedo contar. Está muy bien para pasar el rato, da que pensar alguna cosa y es estupendo para que hayan estrenado la peli. Y, la verdad, tengo curiosidad por saber cómo acaban las cosas con esta chica y, sobre todo, con Haymitch, su mentor, que creo que es el que mejor me cae de todos los personajes.

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