lunes, 17 de junio de 2013

La lista de mis deseos (Grégoire Delacourt)

Llevo oyendo anunciar este libro en la radio todos los días desde hace más de un mes. Así que, de tanto oírlo, me ha picado el gusanillo y lo he leído.

Vaya por delante que se lee bien, muy rápido, que es cortito y que se puede clasificar como entretenido. De ahí a que diga que me ha gustado... va un trechito, la verdad.

No está mal, eso es cierto pero... esperaba otra cosa. No descubro nada si digo que el argumento gira en torno a una mujer que regenta una mercería y, de repente, se encuentra con que ha ganado más de 18,5 millones de euros a la Loto (primitiva, euromillones, lotería, quinielas... llámemoslo "X").

Supongo que no es fácil gestionar una situación así, claro. Pero ella se organiza de una forma "rarita".
Lo que sí es curioso es que va haciendo una lista de los deseos que tiene y que podría cubrir con el dinero que ha ganado. Está simpático porque uno de los deseos es comprar una cortina de baño nueva... La lista va apareciendo en varias ocasiones a lo largo del libro y se ve (o yo he querido ver) que va variando desde la primera vez.

Lo que ocurre es que ella tiene una vida cómoda y feliz y cree que el dinero puede dar al traste con todo lo que tiene... ¿Nos hemos planteado eso alguna vez? Porque, yo, desde luego, quisiera que me tocara la lotería; lo tengo clarísimo. Y creo que no cambiaría mi forma de ver la vida. Ella dice: "Yo tenía lo que el dinero no podía comprar sino solo destruir. La felicidad" Y sí, lo puede destruir, pero no tiene por qué...

Yo sí sé que lo primero que haría sería dejar de trabajar. Por lo menos dejar de trabajar con un horario rígido que haga que sean mis hijos los que me despiden y me reciben. Preferiría ser yo las que les dijera adiós con un beso por las mañanas y les pudiera tener la merienda preparada por las tardes. Eso sí, si tuviera mucho dinero, no sería "maruja", sería "mari-puri" (con todos mis respetos a las Marujas y las Puris). Una "mari-puri" es una maruja con dinero que puede dedicarse a estudiar, ir al gimnasio, echar una mano en Cáritas (o cualquier otra ONG) y quedar con las amigas... ¡eso sí está bien!

La protagonista del libro, a pesar de estar muy contenta con su situación, no ha tenido una vida sencilla. Hay un momento muy duro cuando cuenta cómo fue el nacimiento de su tercera hija, que no llegó a respirar. Y lo difícil no es solo lo que pasó y cómo lo vio ella, sino cómo reaccionó su marido.

Deja constancia de una frase del diario de su madre: "Me gustaría tener la suerte de decidir mi vida, creo que es el mejor regalo que se nos puede hacer". Ahí lo dejo para que cada uno lo asimile como pueda.

Su madre debía ser una persona reflexiva porque también decía "Las abuelas son mejores madres, una madre está demasiado ocupada siendo una mujer". Es una reflexión interesante porque yo recuerdo que un gran amigo me preguntó una vez si yo era madre o mujer... Curiosa disyuntiva.

La prota tiene a su padre enfermo y le visita con frecuencia y ahí deja también otra frase para masticar en profundidad: "Sé que nunca mimamos bastante a nuestros padres y que cuando tomamos conciencia de ello ya es demasiado tarde".

No me alargo más, ya me he extendido mucho para ser un libro que nunca será uno de mis favoritos. Ni siquiera sé si debo recomendarlo...

Pero. eso sí, voy a terminar con la frase con la que empieza el libro: "Cuando puedes tenerlo todo... ¿qué es lo que importa de verdad?"

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