domingo, 8 de noviembre de 2020

El manuscrito de aire (Luis García Jambrina)

 Lo primero que hay que decir es que voy tarde... y mal. Después de leerlo, me he enterado que el autor ha escrito primero El manuscrito de piedra, El manuscrito de nieve y El manuscrito de fuego. ¡Qué le vamos a hacer...!

No tengo muy claro qué me ha parecido, la verdad. No puedo decir que no me haya gustado, porque no es verdad, pero tampoco me ha "enganchado" como para no poder dejar de leer.

Vamos a ponernos en situación... Estamos en enero de 1515: "...una pequeña aldea de indios taínos muy próxima a la ciudad de Santo Domingo, en la isla de La Española (Haití para los nativos), es arrasada por el fuego. Conmovidos por la tragedia, varios frailes dominicos se dirigen a España para rogar al rey que envíe a alguien a la isla para descubrir a los culpables y hacer justicia".

Lo más curioso es que van a buscar a Fernando de Rojas, que es el alcalde mayor de Talavera de Reina, tiene 41 años en aquel momento y está casado con Leonor. "Fray Antonio de Zamora nos dijo que erais pesquisidor real y que nadie podría llevar a cabo mejor que vos esta tarea". Los que dicen esto son fray Cristóbal de San Esteban y fray Cipriano de Béjar, las dos criaturas que han tenido que cruzar el Atlántico para conseguir que alguien investigue la tragedia.

Fernando de Rojas, sin mucha ilusión, acepta la misión que se le ha encomendado y viaja a Haití, donde va a descubrir un mundo completamente diferente del que conocía hasta ese momento.

Tiene que empaparse de la cultura de esas gentes, de sus creencias, de la relación con España y con los que España ha enviado allí... y muchas de las cosas que va descubriendo no le gustan nada. "Había tanta desconfianza en La Española que todos se espiaban entre sí con la oscura esperanza de descubrir alguna cosa que pudiera acabar con el contrario".

Y, además, se ve desbordado por sus sentimientos hacia doña Ana de Guevarra, Higuemota antes de bautizarse. Es una poderosa mujer, hija de Anacoana y que personaliza, para Fernando de Rojas, la belleza, el amor y la posibilidad de una vida nueva y diferente de la suya hasta ese momento. 

Me llama la atención una reflexión de Ana de Guevara que, la verdad, creo que sigue siendo válidad en nuestro S. XXI: "En cualquier caso, he aprendido que ser cristiano no significa nada, ya que una cosa es la palabra de Cristo y otra muy distinta lo que hacen los que a sí mismos se consideran tales, que muy pocas veces resulta acorde con sus creencias". Creo, de verdad, que esto está cambiando, pero también sé que muchas veces es la realidad (por mucho que me duela pensarlo y por la parte que me toca)

Encontramos también a Bartolomé de las Casas, que parece que quiere hacer bien las cosas pero que da la sensación de que lo está haciendo todo un poco al revés. He de decir que es un personaje histórico que siempre me ha producido sentimientos encontrados... pero eso es cosa mía.

Uy... he leído una cosa que me ha parecido muy interesante: "...aspiraban el humo que se producía al quemar las hojas secas de la cohiba, enrolladas en forma de cilindro o colocadas en el extremo de una caña hueca llamada tabaco, lo que les provocaba un placentero adormecimiento". De ahí debe de venir el tabaco y la marca Cohiba de puros... ¡qué cosas!

Llamativo también lo que le dice un viajero a nuestro protagonista: "Los negros son esclavos por naturaleza, pues carecen de alma y entendimiento, al igual que las bestias". Suena horroroso pero es lo que pensaban entonces. No pretendo excusar nada, pero esta forma de pensar nos dice que no debemos ver los acontecimientos de entonces con los ojos de nuestro tiempo. Y esto nos vale para esto y para otras muchas cosas.

Voy a ir cerrando ya. Probablemente busque los otros 3 "manuscritos" para leerlos en algún momento... Y termino con una reflexión de Fernando de Rojas, que me parece muy acertada: "A veces, para obtener las respuestas adecuadas, es muy importante saber hacer las preguntas oportunas"

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