domingo, 7 de junio de 2020

La cinta roja (Carmen Posadas)

En general, me gusta mucho como escribe Carmen Posadas, así que el libro cayó en mis manos y opté por leerlo... ¡Y acerté! Me ha gustado muchísimo, he aprendido un montón y lo he pasado fenomenal leyéndolo.

He de confesar que cuando leí "Teresa Cabarrús" me dije... "me suena, me suena, pero no sé muy bien de qué". Así que, menos mal que Carmen Posadas me lo ha aclarado: "Teresa Cabarrús, la dama española que, según la leyenda, logró acabar con el Terror en la Revolución francesa". "En lo que todos están de acuerdo es en que la turbulenta historia de amor que vivió con el recolucionario Tallien fue el momento culminate de una vida extraordinaria: aristócrata, rea dela guillotina, amante de asesinos y de futuros emperadores, fue revolucionaria y también princesa y madre de diez hijos"

La novela es la autobiografía de la prota. Fue madre de 10 hijos y la pequeña, Marie-Louise de Caraman-Chamay, la convence para que la escriba. Aunque ella no quería: "Querida mía, escribir una autobiografía no tiene sentido en absoluto. Lo realmente interesante no se puede contar, y lo que se puede contar no siempre es interesante". Sinceramente, con lo que nos cuenta, si lo que se deja es más interesante... ufffffffff.

Teresa Cabarrús Galabert nació en Carabanchel el 31 de julio de 1973. Su padre, Francisco de Cabarrús intervino en la creación del llamando Banco de San Carlos y tuvo bastante influencia en diferentes gobiernos de la España del momento. De su madre... en fin, poco se puede decir... de las madres agobiadas, al margen de todo, muy de comprar y poco de pensar en sus hijos... una pena, en definitiva.

Total, que a la nena la mandan a París a ver si la casan, que es lo más importante que tiene que hacer... Y llega a París, a casa de Mme. Boisgeloup... ¡qué mujer taaaan interesante! Y lo mejor es que va acompañada por su madre y por... ¡Leandro Fernández de Moratín!, que era el secretario privado de su padre. Lo que a mí me habría gustado poder compartir tiempo con un hombre así... Y hay que decir que a nuestra prota también le gusta mucho pasar tiempo charlando con él... se aprende mucho.

Ahí empieza la historia... La muchacha llega un pelín antes de la Revolución Francesa. Por supuesto, eso lo digo yo, claro. Ellos no sabían entonces que era la Revolución Francesa... Pero vamos a ir acompañando a Teresa (Thérésia, para que lo pronunciaran bien) a lo largo de todos los acontecimientos por los que tuvo que pasar...

Y por todos sus amores, que no fueron pocos. Hay que decir que le época era un poco así, se casaban porque había que casarse y mantener una posición social pero luego cada uno hacía su vida, con la connivencia de la pareja... Claro que: "...una dama rica que tiene amantes es una gran dama, una mujer pobre que los tieen no es más que una furcia". Lamentablemente, eso ha sido siempre asi, por muy feminista que sea la sociedad... y el que lo niegue, miente.

Hay tantas cosas que me gustaría reseñar aquí de lo que he aprendido que no sé muy bien por dónde seguir... Lo primero que me gustaría decir es que lo de la Revolución se les fue un poco de las manos. Vaya, había que hacer algo, eso es así, pero se les escapó, se les escapó. No creo que fuera necesario llegar a eso de: "París era sin duda una fiesta, o mejor aún, una orgía de sangre y fuego". Había muertos por todas partes, les dio por saquear iglesias y violar santuarios, todo el mundo acusaba a todo el mundo...

A lo largo de la novela, vamos a ver cómo Teresa conoce a Germain de Staël,... y a una criolla natural de Martinica, que se llamaba Marie Josèphe Rose Tascher de La Pagerie de Beauharnais... alias Josefina, a quien conoció en la cárcel...

La llegaron a llamar Nuestra Señora del Buen Socorro, por los condenados que consiguió que no pasaran por la guillotina y, además: "...fue su mano la que guio a Jean-Lambert Tallien para acar con Roberpierre y con una de las etapas más sangrientas de la Historia".

En fin, creo que voy a ir cerrando ya porque podría seguir hasta reescribir el libro entero. Y voy a cerrar con una frase de madame de Roland pocos minutos antes de subir al patíbulo: "¡Libertad, cuántos crímenes se comenten en tu nombre!"

Bueno, he mentido, voy a cerrar con otro pensamiento que me ha gustado mucho: "A veces, más que representar un papel, lo que da placer y también paz de espíritu es hacer, simplemente, lo que se debe hacer, lo que nadie espera de uno"... ¡Ahí queda eso!

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