martes, 22 de octubre de 2019

¿Hacia dónde se dirigen los coches en la noche? (Alfonso Aldin)

También es mala suerte: salgo de un libro que no me convence (y me da mucha pena porque la autora me suele gustar mucho) y entro en otro que me ha gustado incluso menos...

Este se me ha hecho muy largo y muy pesado y no he conseguido enterarme de mucho: me he perdido con la trama y no he llegado a saber qué quería transmitirnos el autor.

Nuestros protas principales son dos policías del Departamento de Investigación Criminal de Baton Rouge (Louisiana). Son Charles Dewey y Damien Waters, mucho más novato este último. Damien es un hombre curioso, y su pasado le va a perseguir durante toda la novela. "Nunca se dio cuenta de cuándo comenzó a volverse un obsesivo del orden, y ese es el problema de la mayoría de los trastornos: no darse cuenta a tiempo". Es una de las cosas que me hace pensar: cómo darse cuenta de que alguien (o uno mismo) sufre un trastorno, sea el que sea... cuándo se traspasa la fina línea que separa ser "rarito" de estar enfermo...

Como no he sido capaz de centrarme mucho en el libro, me cuesta entresacar cosas especiales, pero sí hay algo que me ha llamado la atención y me ha hecho sonreír un poquillo: "No creo que sean felices. Los hijos de puta tienen problemas para sentir alguna emoción, y eso les obliga a buscar emociones fuertes, aunque sea a costa de otros. Supongo que la vida longeva es más un castigo que una bendición para los hijos de puta".

Por otra parte, a Damien le apasiona la lectura y uno de los libros de los que habla y que le ha marcado es El gran Gastby. Yo creo que lo leí hace años y supongo que debía de ser muy jovencita porque no me marcó especialmente (tendré que volver a leerlo a ver qué me parece ahora). Así que voy a cerrar con una frase de este libro que creo que sí nos debe de hacer reflexionar un poquito.

"Cada vez que te sientas inclinado a criticar a alguien, ten presente que no todo el mundo ha tenido tus ventajas"

No hay comentarios:

Publicar un comentario