sábado, 28 de septiembre de 2019

Ojos de agua (Domingo Villar)

Cuando me regalaron y leí El último barco, puesto que ya había leído La playa de los ahogados, estaba claro que tenía que ir al origen, a la primera novela de Leo Caldas. Sí, ya le conozco, claro, pero quería conocerle desde el inicio. Y eso hice, buscar este libro y, sencillamente, disfrutarlo.

Nos vamos a encontrar con el cadáver de Luis Reigosa, músico profesional, saxofonista de jazz... Por él pone el autor el título a la novela: "Tenía los ojos de ese color, como si fueran de agua".

No quiero contar nada de la trama porque hay que leer la novela. Además, esta es más cortita. Parece que el autor quiere que empecemos despacito (porque la tercera es una señora novela...).

Pero sí que es el momento en el que conocemos a Rafael Estévez, el ayudante maño de Leo Caldas, que recala en Galicia como castigo a algo que había hecho en Zaragoza y que tiene un problema muy serio: "Algo en su interior rechazaba la incapacidad singular de los gallegos para llamar a las cosas por su nombre".

También conocemos a Clara Barcia, la científica, al agente Ferro y a Gustavo Barrio, el forense, con frases tan interesantes como: "Si la gente conociera el perfil psicológico de algunos de mis colegas, iría a curarse directamente a la carnicería".

Pero, sobre todo, conocemos al padre de nuestro inspector favorito... ¡qué maravilla de hombre! Me encantan los ratitos en los que va apareciendo: "A un hombre se le puede conocer por lo que bebe y por lo que lee"

A mí me encantan las reflexiones que van apareciendo en los libros que voy leyendo. Creo que ya he dicho alguna vez que he coleccionado citas célebres desde hace muchos años. Ahora, con eso que que todo está "en la red", ya no voy apuntando (y lo echo de menos). Y aquí hay una frase de sabiduría popular que me ha encantado: "Si parece un pato, camina como un pato y hace cua-cua es porque es un pato". ¡Ahí queda eso!

Pero sí que voy cerrar con una reflexión del padre del inspector, no sin antes recomendar de nuevo la novela, que es estupenda, se lee de maravilla y de disfruta desde el principio hasta el final. "En el campo aún puedes ver pasar los días. En la ciudad, los días te ven pasar a ti".

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