domingo, 12 de noviembre de 2017

Una cuestión de vida o muerte o algo así (Ben Stephenson)

Tenía este libro en la biblioteca de mi lector y lo he abierto varias veces antes de decidirme a leerlo. Y cuando me pasa algo así, es probable que el libro no llegue a gustarme del todo. Ni más ni menos que lo que me ha pasado esta vez.

Al parecer es la primera novela del autor, canadiense, a la sazón. He leído algunas críticas y algunas valoraciones y no sé si estoy muy de acuerdo con lo que cuentan, la verdad.

Se trata de un libro ciertamente curioso porque, de alguna manera, incluye tres historias. O una historia desde tres puntos de vista, no sé... Por un lado, de vez en cuando, los árboles narran un poco de historia, por otro lado tenemos al prota, Arthur, un niño de 10 años; y por último, Phil, el escritor de un cuaderno que se encuentra Arthur.

Nuestro prota es un niño adoptado. Él considera que su padrastro, Simon, es un hombre muy aburrido. Sobre todo, me llama la atención que nunca considera a Simon su padre... Y siempre está imaginado lo que estará haciendo su verdadero padre.

Es un niño que no va al colegio porque es Simon quien se encarga de su educación en casa. Eso hace que se relacione muy poco y solo tenga como amigos a Finch y Victoria, que son sus vecinos. Un día, en el bosque alrededor de su casa, encuentra una libreta que ha escrito un tal Phil y que tiene un contenido un poco complicado para Arthur, por lo que decide hacer una investigación para ver quién puede ser Phil y devolverle el cuaderno. Sobre todo porque la última páginas escrita es muy "perturbadora"...

Tengo que confesar que yo tengo un problema importante con todas las novelas en las que el narrador es un niño. La mayoría nos presentan a los niños como tontos... Supongo que desde nuestra perspectiva de adultos, pensamos que reaccionan o piensan determinadas cosas que estoy segura de que no son así... Me pasó con El niño con el pijama de rayas, que no me gustó nada. Y, lamento decirlo, me pasa un poco (no tanto) con El principito. Así que, con este me pasa igual... Arthur me resulta un poco repelente y no consigo conectar con él en absoluto.

Claro, el autor debe de querer que empaticemos también con Phil y eso es misión imposible. Es un hombre tan forzadamente perturbado que el lector es consciente que es una ficción. Sí, de acuerdo, cuando uno lee, sabe que casi siempre es ficción pero es deber del autor hacernos creer en los personajes... Y aquí no lo ha conseguido en absoluto (al menos conmigo)

Hay un par de personajes interesantes, Max y Maxine, los tíos de Arthur. Y también Francis, un vecino de la calle, que está en una silla de rueda y los chavales creen que es una especie de vagabundo-brujo... Me ha gustado lo que piensa Arthur: "Tenía una sonrisa muy bonita, no la normal que significa que estás contento, sino de esas que ponen también contentos a los demás."

Como conclusión, el libro no me ha gustado nada pero es posible que yo tenga ese puntito de aversión y rechazo a los libros narrados por niños, como ya comentaba antes. No se puede negar que se lee rápido y fácil pero yo no conseguido conectar en ningún momento con ningún personaje.

Cierro con una frase de Francis (que puede ser el personaje que más me guste...): "Lo único que sé es que hay preguntas que podemos estar haciéndonos toda la vida".

No hay comentarios:

Publicar un comentario