sábado, 23 de julio de 2016

Tres manos en la fuente (Lindsey Davis)

Este es otro de estos libros que leo para desintoxicar, para pasar de una cosa a otra, aunque lo anterior me haya gustado mucho, que es el caso esta vez.

Me encanta Marco Didio Falco, no lo puedo evitar. Me lo paso fenomenal con sus investigaciones y, además, hay que reconocer que se aprende muchísimo del mundo de los romanos y su cultura (que era interesantísima).

En ese caso, el tema gira en torno a la aparición de unas "manos" (y otras partes del cuerpo...) en el sistema de canales de Roma. Es alucinante cómo trabajaban los ingenieros romanos. Lo tenían estudiado casi todo. Es increíble cómo tenían organizadas las conducciones de agua.

Cualquiera que haya pasado por Segovia y haya visto el acueducto ya se ha dado cuenta de lo que eran capaces de hacer, pero si uno lee el libro se sorprende una barbaridad, lo prometo.

Por lo demás, aparecen los personajes habituales en la serie. Me encanta la pequeñaja, Juana Junila Layetana, la hija de Marco y Elena. Aún es chiquitina, pero promete muchísimo.

Y, luego, uno se da cuenta de que las cosas no cambian a lo largo de los siglos. La acción se desarrolla en el año 73 d.C. pero: "Yo no, pero un compañero mío, sí. En Roma, todo el mundo tiene un compañero con una vida mucho más interesante que la propia. Lo curioso es que nunca se llega a conocer a ese compañero."

En esta novela, Petronio Longo se separa de su mujer porque ha tenido "una aventurilla" con una muchacha. El problema es que pertenece a una familia de "mafiosos" y eso hace que le expulsen de los vigiles. Una desgracia que le lleva a asociarse con Marco, con lo que eso conlleva...

Hay que leerlo para pasar un buen rato. Yo estas novelas las disfruto un montón. Marco me cae de Maraviila y el trabajo que hace y su familia son.... muy especiales:

"Ser el cabeza de nuestra familia era un honor que no podía imponerse ni podía soportarse: un castigo."

"En esos momentos me hallaba ante un criminal desesperado que blandía un hacha en medio de un bosque lleno de bruma, muerto de hambre y de cansancio, abandonado por mis únicos ayudantes y corriendo el riesgo de que me amputaran las piernas. Como manera de ganarse la vida, era una mierda".

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