jueves, 19 de diciembre de 2013

Vestido para la muerte (Donna Leon)

Esto de leer libros de Donna Leon empieza a ser algo recurrente para mí. Lo cierto es que me gustan mucho y me permiten leer algo que me despeja la mente. Hay que reconocer que el día a día tiende a embotarnos y, de vez en cuando, hay que hacer un vaciado con algo que no pida demasiado esfuerzo mental y que aporte la suficiente carga estética y el entretenimiento necesario.

Todo este rollo para corroborar, como yo ya sabía antes de empezar, que este libro que me ha gustado un montón.

Todos tienen su puntito y en este trata un tema interesante. Aparece un cadáver de un director de banco vestido de mujer con un vestido y unos tacones rojos. Independientemente de lo que se pudiera conocer al pobre hombre, todos le encasillan como travesti aunque nadie tiene parámetros suficientes para poder afirmarlo. Y, pensándolo un poco, a todos nos gusta pensar mal... La viuda del banquero dice en un momento dado: "Cuando se arroja lodo, comisario, nunca se limpia del todo. A la gente le gusta pensar mal de sus semejantes; cuanto mayor es el crimen, mayor el placer".

También hace un comentario en relación con las publicaciones sensacionalistas: "...si, por un lado, hay en el mundo mucha gente que comete bellaquerías, hay, por otro, mucha más gente que quiere que se las cuentes". Esto es un poco lo que pasa con los programas del corazón: hay mucha gente que hace cosas poco edificantes y a muchísima gente más le encanta que se las cuenten... ¿o no?.

No he dicho que el prota es el comisario Brunetti (que es genial) y que se desarrolla en Venecia. No lo he dicho porque todos los libros que he leído de esta autora son del mismo prota, claro. En este, Brunetti va a cenar con un amigo de la familia. Este hombre es periodista y, además, es homosexual, razón por la que Brunetti quiere hablar con él, para que le cuente un poco más. Y este hombre, Damiano, hace una reflexión muy interesante: "... en el fondo, todos los fanáticos son iguales, incluidos los ecologistas y las feministas. Empiezan por desear un mundo mejor y acaban tratando de conseguirlo eliminando del mundo todo aquello que no casa con su idea del mundo." Para reflexionar... y mucho.

Para acabar, una frase que vale para España tanto como para Italia: "Un tipo muy frecuente en Italia, pensó Brunetti, donde hay leyes escritas para casi todo, pero casi ninguna está clara". Esto refuerza mi teoría de que los abogados hacen las leyes complicadas para que les tengas que contratar para explicártelas...

En definitiva, se trata de un libro agradable, que hace pasar un rato agradable y que se deja leer muy bien. No será el último que lea de esta autora.

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