jueves, 5 de septiembre de 2013

22/11/63 (Stephen King)

Lo primero que tengo que decir es que Stephen King me parece un estupendo escritor. de hecho, este es el segundo libro suyo que leo porque no me gusta la novela de terror. En su momento, hace un montón de años, leí El misterio de salem's Lot y lo pasé tan mal que rompí toda mi relación con el autor. Y es precisamente porque escribe bien, claro.

Mi hermano estaba leyéndose este libro este verano y me dijo que le estaba gustando mucho. No tiene mérito porque se ha leído todo lo que ha escrito Stephen King del derecho y del revés pero sabe lo que me puede gustar a mí, así que pensé que le podía hacer caso.

Y me ha gustado mucho. Eso sí, creo que salen personajes de otras novelas suyas que, como yo no conozco, no he podido relacionar como corresponde. Pero no es necesario saberlo.

Es un libro muy interesate. Un profesor de insituto, Jake Epping, encuentra una especie de agujero de gusano que le traslada a 1958, concretamente al 9 de septiembre. El amigo que le introduce en el misterioso mundo de los viajes al pasado le hace prometer que se quedará hasta conseguir evitar la muerte de kennedy en 1963.

Por supuesto, yo no conozco Estados Unidos en 1958 (ni en ningún otro año, por cierto) pero retrata una vida muy curiosa y se da uno cuenta de las cosas que ahora damos por hechas que no existían hace no muchos años.

Cuando el profe cambia el pasado, por supuesto, tiene consecuencias en el futuro, pero él peude volver y se empieza de nuevo y los cambios que ha hecho desaparecen (o no, porque siempre queda algo). Lo malo, evidentemente, es que él no sabe cuáles van a ser las consecuencias: él puede pensar que son buenas pero, no lo sabe ni tiene forma de saberlo.

Además, se da cuenta de que "El pasado no quiere ser cambiado. El pasado es obstinado". Cada vez que va a hacer algo que cause un cambio importante, se encuentra con obstáculos más complicados cuanto mayor es el cambio.

Para el prota, el tiempo es "la cinta transportadora en la que todos nosotros debemos montar."

Un libro muy, pero que muy itneresante, bastante largo pero muy fácil de leer, que se hace trepidante al fianl y uno no puede dejar de leerlo hasta ver qué pasa con nuestros protagonistas. Hace una valoración del tiempo a lo largo de todo el libro que nos hace platearnos muchas cosas porque "cuando el tiempo ha pasado, nunca lo puedes recuperar".

Y tiene cosas curiosas: "Tras un período de abstinencia de mi ordenador, había adquirido la perspectiva suficiente para darme cuenta de lo adicto que me había vuelto a esa jodida máquina, malgastando horas leyendo estúpidos archivos adjuntos y visitando páginas web por la misma razón que impulsa a los alpinistas a escalar el Everest: porque estaban allí" ¿Alguien ese siente identificado?

Otra exprsión interesante es la forma de decir que alguien está bebiendo ya un poco más de la cuenta: "Abandonar la Ciudad de la Sobriedad en el Expreso del Alcohol". Suena muy poético y se puede utilizar...

Para terminar, una reflexión del protagonista qie me ha hecho mucha gracia y me ha encantado: "La opinión es como el culo; todo el mundo tiene uno".

No hay comentarios:

Publicar un comentario