viernes, 12 de julio de 2013

1Q84 (Haruki Murakami)

Este es uno de esos libros que aparecen delante de mí cada cierto tiempo y siempre voy mirando para otro lado. No sé si por pereza, por "miedito" o por qué... pero nunca lo había cogido con ilusión.

Hace unos meses, me dijo una amiga que lo estaba leyendo y que le estaba gustando, así que, cuando acabé el anterior me dije: "A por Murakami" y aquí estoy. Lo he conseguido.

Lo que resulta curioso nada más empezar es el título 1Q84: resulta que la Q y el 9 se leen igual en japonés y así se hace ver que es el año 1984 pero "diferente". Según  la protagonista es la Q de "question mark".

No sé muy bien qué pensar. Lo primero es que Haruki Murakami no es precisamente el autor más fácil que yo he leído en mi vida. Lo segundo es que los japoneses tienen una mentalidad muy diferente a la que tenemos los occidentales. Y, lo tercero, es que el libro es complicado en sí mismo. Pero es muy curioso y se deja leer muy bien.

Una de las cosas que se dice en el libro es que "La mayoría de la gente no sabe cuál es el valor de una movela, pero no quieren quedarse al margen. Por eso, cuando hay un libro que ha ganado un premio y está en boca de todos, lo compran y lo leen" Es una gran verdad, desde luego, pero por favor, que nadie lo haga con este libro: no merece la pena dedicarle tanto tiempo a un libro solo porque sí. Hay que leerlo porque uno quiere de verdad.

La historia es interesate y los personajes son curiosos, curiosísimos. Como no puedo evitar frivolizar un poco, algunas veces me parecía estar leyendo una historia de Pokémon... ¡vaya nombrecitos!. Los súper protagonistas son Tengo y Aomame, que ya les vale... Y son.. diferentes: Aomame es asesina en serie y masajista y profesora de artes marciales y Tengo es profesor de matemáticas y escritor que no ha publicado nunca nada (o sea, como muchos de los que escriben algo pero nadie los lee). La muchacha, además, tiene algunas habilidades interesantes: "Personas que dominen la técnica de patear testículos como Aomame, seguro que se pueden contar con los dedos de una mano".

No cabe duda de que la imaginación que se desborda en la novela es más que alucinante. Lo peor es que es posible que tenga una simbología que yo, desde luego, no he sido capaz de captar. Empiezo a pensar que últimamente no las pillo ni de lejos...

Lo que sí es verdad es que, introducidas en la historia, hay verdades como puños y no me resisto a dejar constancia de algunas.

"Una vez que se cuenta una mentira a la sociedad, hay que seguir mintiendo para siempre. hay que conseguir que la historia siga siendo plausible".

"Puesto que un presidente inteligente se convertía en general en blanco de un asesinato tal vez procuraran por todos los medios que nadie más perspicaz de lo común saliera elegido como presidente" (Esto explica muchísimas cosas)

"Cuando pertenecemos al bando mayoritario de los que excluyen, todos estamos más tranquilos que cuando pertenecemos a la minoría de los excluídos".

"Una vez que se conoce la verdad, no pueden evitarse las responsabilidades que ello acarrea".

"No hay nada más costoso y estéril que la venganza".

No voy a incluir más reflexiones porque me alargaría mucho pero sí quiero recordar a un personaje que me ha gustado mucho, Tamaru, el guardaespaldas-vigilante-x de la casa de la señora (no doy más datos porque no es fácil resumir en pocas palabras cómo va la historia). Para mí es el personaje más sereno y más estable del libro. Cuando aparece, el libro se sosiega y al historia se calma un poco. Y en un momento dado dice "Las armas de fuego se fabrican para matar y herir a la gente". Eso me ha quedado marcado en algún sitio, sí.

Ya acabo, que esta reseña se está haciendo muy larga. Hay muchas cosas que se pueden entresacar de esta novela pero hay una frase que aparece varias veces y que me gusta para acabar: "Si no lo entiendes sin que te lo explique, quiere decir que no lo entenderás por más que te lo explique"

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