domingo, 26 de septiembre de 2021

El susurro de los muertos (Simon Beckett)

 Bueno, he tardado muchísimo en volver a sentarme a escribir una reseña (por varias cosas, pero no vamos a entrar a analizar mi vaguería...) y vuelvo con una novela de las que me gustan a mí.

Ya conocemos al prota, a David Hunter. Lo que pasa es que no he leído las novelas en el orden que corresponde y me he enterado de algunas cosas que han pasado en las que me he saltado. Vamos, que no tiene ninguna importancia, pero yo me lo digo a mí misma.

Bueno, ya sabemos que David Hunter es posiblemente el mejor antropólogo forense de Gran Bretaña y, en esta novela le mandamos a Estados Unidos a la Granja de Cuerpos de Knoxville para sacarle de su entorno porque lo está pasando muy mal.

Ya se había formado allí al comenzar su carrera y vuelve con Tom Liberman, que "vivía consagrado a la búsqueda de su santo grial particular, consistente en analizar molécula a molécula, los gases resultantes de la descomposición con el fin de identificar el olor de la putrefacción". A mí me parece muy loable, no digo yo que no, pero vamos... no lo veo muy divertido...

Vamos a conocer a Paul Avery, que es el sucesor natural de Tom, que ya se quiere retirar y a su esposa, Sam, que está embarazada con toda la ilusión.

No voy a contar nada porque la trama es todo lo enrevesada que tiene que ser y, cualquier cosa que quiera contar, destroza lo anterior, pero sí se puede decir que gira en torno a "un monstrueo que no solo mata sin piedad, sino que tiene un conocimiento exacto de la ciencia forense".

Muy, muy entretenida pero, eso sí, impactante algunas veces, como casi todas las de la serie.

Y cierro con una frase que no es que haya que enmarcarla pero que me parece muy interesante. Es de David, en su faceta de médico: "Puede que algo de comida y una cura nocturna de sueño no sean la panacea, pero casi nunca perjudican".

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