jueves, 13 de mayo de 2021

El club del crimen de los jueves (Richard Osman)

 ¡Qué bien me lo he pasado! Me ha gustado mucho. Es un libro tranquilo, con su misterio y sus cosas pero muy entrañable y muy entretenido.

"En un pacífico complejo privado para jubilados, cuatro improbables amigos se reúnen una vez a la semana para revisar antiguos casos de asesinatos locales que quedaron sin resolver". Esto es así, muy entretenido para los miembros del club pero aparece un cadáver, el del constructor del complejo Tony Curran, y se enfrentan a su primer caso real.

El club está formado por cuatro integrantes: Ron, un exactivista socialista; la dulce Joyce, exenfermera viuda no tan ingenua como puede parecer; Ibrahim, un antiguo psiquiatra y Elizabeth, que lidera el grupo y que guarda para sí exactamente a qué se dedicaba. La última en entrar a formar parte del club fue Joyce, que vino a sustituir a Panny, la expolicía que proporcionaba los casos antiguos y que está ahora en el hospital, inconsciente acompañada siempre por su marido.

Los dos agentes encargados del caso son Donna Freitas y Chris Hudson y el club casi, casi el que los va dirigiendo conforme ellos van encontrando pistas que les puedan llevar a desentrañar el caso.

Es agradabilísima de leer, los personajes son geniales y, puesto que tienen ya una edad, su experiencia les da una visión de todo mucho más amplia.

Y es ahí donde te das cuenta de cómo despreciamos muchas veces las percepciones de las personas de más edad creyéndonos que ser más jóvenes nos hace ser más inteligentes... y es completamente falso.

Estos cuatro (y los otros que están viviendo en el complejo y que van apareciendo) me han enseñado muchas cosas. Hay una frase de Joyce recordando una salida con sus amigas, la última en la que habían podido estar todas juntas, que me ha hecho pensar: "Cuando hacemos algo por primera vez, lo sabemos; pero casi nunca somos conscientes de que ha llegado la última vez".

Elizabeth es un personaje maravilloso. Vive con su marido Stephen que empieza a tener ciertos problemas... y ella es muy consciente: "Hacerse mayor es estar siempre en la cuerda floja. Por eso Elizabeth abre cada día su agenda por una página que corresponde a 2 semanas más tarde y escribe una pregunta dirigida a sí misma". Me parece una forma muy inteligente de ir viendo si se va perdiendo la memoria... Ahora, debe de ser muy difícil aceptar que sí está pasando...

También hay una frase que se debería imprimir y colgar en las paredes de muchas empresas. "Cuando fracasas en la preparación, te preparas para el fracaso".

Por supuesto, no voy a contar nada del caso ni de cómo se va resolviendo. Para eso hay que leer la novela, que está muy entretenida. Yo solo quiero recalcar el valor de nuestros mayores, lo que creo que hemos podido ver claramente durante estos meses tan difíciles que estamos pasando. Lo han sabido asumir mucho mejor que los que tenemos menos años.

Y cierro ya con otra reflexión maravillosa: "En esta visa tienes que aprender a valorar los días buenos, guárdatelos en el bolsillo y llévatelos contigo a todas partes".

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