domingo, 2 de junio de 2019

Palabras que caen como la lluvia (Caroline March)

Lo cierto es que el título sonaba de maravilla.. Y el libro está bien, se deja leer...

En realidad, cuando uno lo empieza a leer, promete más de lo que luego ofrece, porque luego se vuelve un poco previsible y pastel, pero está agradable y no me arrepiento de haberlo leído.

Vamos a conocer a Livia que está preparando una oposición para profesora de secundaria. Se va a la casa que tiene su familia en Suances, en la que ha pasado la mayoría de los veranos de su vida y se encuentra con la sorpresa de que su madre ha alquilado una de las habitaciones (bueno, LA habitación) a un tal Sergio...

Y a partir de ahí empieza todo.

Livia ha tenido un problema con su padre y se ha llevado una tremenda decepción con el divorcio de sus padres. No voy a contar por qué para no destripar nada, pero he de decir que el padre es estupendo, la verdad.

Fue él quien le hizo empezar a disfrutar de la lectura... Le presentó un libro de Harold Shelby (que, por cierto, no he conseguido encontrar, con lo que no sé si es real o ficticio...) con una cita muy interesante: "Hay pasiones que debemos olvidar para sobrevivir, al igual que hay palabras que caen como la lluvia y que una vez en el suelo solo son charcos próximos a extinguirse".

Además, su padre le propone buscar una canción para cada uno de los libros que lee. No sé si yo sería capaz de hacerlo, pero me parece interesante: "Encuéntrale una canción, todos los libros tienen una, todos los momentos en la vida también, porque ya todo está contado, solo tenemos que atrapar las palabras y ordenarlas para que conformen nuestra propia historia"

Hay que decir que, después de esto, la novela deja de ser seria... Vamos a conocer a Violeta, la vecina de Livia en Suances: es la bomba... casada, con 3 enanas... ¡increíble!

Y también nos vamos a enterar de que Livia era una surfista espectacular y había tenido una relación larga con su profesor, Asier, con quien se volverá a encontrar en Suances.

Otro personaje estupendo es Marta, su amiga del alma, que se ha ido a Escocia a trabajar. En un determinado momento, Livia irá también para allá... en fin, que hay que leerlo.

Sergio, por supuesto, es uno de los personajes principales: "...se asemejaba a un neohippy con pintas de no saber muy bien si decantarse por la moda hipster". A mí me ha caído muy bien, la verdad: es majete, simpático y a mí me parece que sabe lo que hace... Cuando se entera del nombre de nuestra prota, su reacción es: "¿Livia Roma? Ah, entiendo, que Poncio Pilatos ya estaba pillado". Menos mal que luego Livia nos explica la razón del nombre: "Es por Livio Andrónico, un esclavo que, una vez liberto llegó a ser el primer maestro de griego de Roma. Fue el fundador de la poesía épica".

Me ha llamado la atención lo que le decía a Livia (y a sus compañeros de clase, claro) un profesor de Derecho Penal: "Nunca os pongáis en el lugar del acusado ni de la víctima, nunca intentéis pensar qué habríais hecho vosotros en su lugar porque acabaréis perdiendo la razón. Limitaos a aplicar las leyes aunque muchas os resulten injustas. No sois legisladores, sois funcionarios". Entiendo que lleva mucha razón: no se puede empatizar con todas las víctimas ni con todos los acusados, pero suena tristísimo eso de "sois funcionarios"...

No me entretengo más, que me alargo como siempre... Es entretenido, la verdad, un poco previsible, pero entretenido... Y cierro con una frase que le dice Sergio a Livia en un momento en que no está muy bien: "Para volver a sonreír, primero hay que llorar todas las lágrimas que llevamos dentro"

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