viernes, 26 de octubre de 2018

El diablo en Florencia (Óscar Soto Colás)

Hay que decir que el título tenía muy buena pinta... Es uno de los libros que pedí a El Círculo de Lectores... Sinceramente, cada vez me cuesta más decidirme por un libro cuando tengo que hacer el pedido... Me da un poco de pena porque creo que cada vez tienen menos libros y más "chuminadas"... Pero, vaya, eso es otra de mis cositas y ya lo comentaré otro día. Siempre digo que me voy a dar de baja y luego nunca lo hago.

Total, vamos al grano que me disperso.

El libro está francamente bien. Una historia muy bien hilada, muy bien contada, con unos personajes muy interesantes que no nos dejan indiferentes.

Por supuesto, el autor consigue que nos caigan bien los que nos tienen que caer bien y mal, los que nos tienen que caer mal. Y aún así, logra sorprendernos.

Los hechos se desarrollan en Florencia (por supuesto) en el año 1556. Y nuestro prota fundamental es Salvatore di Montevecchi, un monje con pasado inquisidor, al que llaman para investigar unos crímenes muy sangrientos, Hay mujeres y niños muriendo en la ciudad: desaparecen 28 días y luego aparecen muertas sin sangre.

Lo peor es que la gente empieza a pensar que son crímenes cometidos por el diablo...

Cuando Salvatore llega a Florencia, su ciudad, desde el monasterio en el que se había refugiado a estudiar, se encuentra con su viejo amigo Luca Esposito, benedictino, con el que convivió en el Hospicio de los Inocentes y que va a ayudarle en sus pesquisas. Es un hombre muy divertido: "... no había amanecido aún el día en que Luca Esposito no sonriera a la vida" y que transmite vitalidad.

También nos vamos a encontrar a Alejandro Núñez, un jesuita español estricto, severo, desagradable... vaya que a todos nos va a caer fatal. También quiere saber qué ha pasado pero no quiere buscar evidencias, solo piensa que es el diablo el que hace las cosas... Y es impresionante lo que opina de las autopsias: "¡Es una blasfemia que la Santa Madre Iglesia no ha aceptado! ¡No se puede ensuciar el cuerpo de alguien al que el Señor ha mandado que se reúna con Él con tales prácticas bárbaras!". Afortunadamente, en algunas cosas hemos ido avanzando.

Otro personaje muy majete es Enrico di Piombino, el monje jovencito al que designan para ayudar a Salvatore... ¡es encantador!

Y conoceremos a Francesco e Irene Martelli. Con ella había tenido una aventura Salvatore cuando eran muy jovencitos y aún piensa en ella muchas veces. No sorprende a nadie que su hija Isabella sea una de las niñas secuestradas (no hago nada malo contándolo porque en cuanto aparece la niña sabemos a ciencia cierta que la van a secuestrar).

No lo he dicho pero Salvatore me encanta... me gusta muchísimo. Un hombre serio, sensato, sereno y muy consciente. Pero a la vez muy cariñoso y muy entrañable... Se convirtió en mi favorito en cuanto apareció en la novela... ¡mis cosas!

Por cierto, me encontrado una cosas muy chula: "...tras concluir el partido de calcio, un popular deporte de pelota...". ¿Será por eso que la liga de fútbol italiana se llama "el calcio"?. Seguro que sí. Me ha parecido muy curioso.

Tengo que cerrar ya porque si no, algo voy a contar y no quiero. La historia está muy bien, los personajes también y se aprende mucho de la vida de la época, así que no hay que dejar de leerlo para pasar un rato estupendo.

Y cierro con una frase, por supuesto, de Salvatore: "Enrico - dijo -, no creas todo cuanto te cuenten y duda de todo lo que tu juicio y sentido común no tenga como claro"


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