jueves, 20 de febrero de 2014

La tregua (Mario Bendetti)

Siempre me ha gustado la literatura hispanoamericana, la verdad. Algunos autores me gustan más que otros pero en conjunto es un tipo de forma de escribir que me gusta, sí, bastante.

Mario Benedetti me gusta especialmente. La verdad es que, siempre que he leído algo suyo, ah sido por casualidad. Alguna vez he sacado algún libro de la biblioteca, mi exjefe (que era uruguayo como Benedetti) me dejó en su momento alguna otra cosa... Y siempre lo he leído muy cómodamente.

Y este libro no ha sido diferente en este sentido. Vamos a ver, Mario Benedetti no es un autor que te haga reír con sus libros, las cosas como son. Son historias muy reales, personajes de los que podemos encontrar por la calle o en el metro cada día y uno se puede sentir muy identificado con sus sentimientos y sensaciones. Pero suele tener un punto triste que en este libro aparece también. "Si alguna vez me suicido, será en domingo. Es el día más desalentador, el más insulso".

El libro es un diario de Martín Santomé, viudo, con 49 años, a punto de jubilarse. Cuenta día a día un año de su vida, deseando llegar a la jubilación. Tiene 3 hijos ya mayores. Con ellos, la relación es un poco difícil porque no tienen nunca nada que decirse. Es una vida más bien monótona que pasa por pasar, sin pena ni gloria. "Tengo la horrible sensación de que pasa el tiempo y no hago nada y nada acontece, y nada me conmueve hasta la raíz.... Me siento con una gran disponibilidad de energía y no sé en qué emplearla, no sé qué hacer con ella."

De repente, un día, en la empresa contratan a una chiquita, Avellaneda (Laura), de 24 y se enamoran. Desde ese momento, su vida toma un cariz completamente diferente. Incluso la visión a corto plazo de su jubilación es distinta. Es como si fuera un hombre nuevo.

Pero, Laura muere de gripe sin saber ni cómo ni por qué y la vida de Martín vuelve a su monotonía habitual: Dios solo le ha dado unos meses de tregua para vivir de verdad. "Al principio me resistí a creer que eso pudiera ser la felicidad. Me resistí con todas mis fuerzas, después me di por vencido y lo creí. Pero no era la felicidad, era solo una tregua."

Se siente dolor de verdad cuando se lee porque uno llega a sentir cariño por Martín. Él mismo se define como "Es como si me dividiera en dos entes dispares, contradictorios, independientes, uno que sabe de memoria su trabajo, que domina al máximo sus variantes y recovecos, que está seguro siempre de dónde pisa, y otro soñador y febril, frustradamente apasionado, un tipo triste que, sin embargo, tuvo, tiene y tendrá vocación de alegría, un distraído a quien no le importa por dónde corre la pluma ni qué cosas escribe la tinta azul que a los ocho meses quedará negra". Me ha impactado que sea alguien triste que tuvo, tiene y tendrá vocación de alegría...

Hay muchas cosas interesantes en el libro. Me resultan simpáticos los giros y la forma de hablar uruguaya, que siempre me ha resultado muy agradable.Y me ha hecho mucha gracia que lo que aquí llamaríamos "tener un rollo" allí lo llaman "un programa". Me parece simpatiquísimo.

Por otro lado, el libro se desarrolla de febrero de 1958 a febrero de 1959. Espero que esa sea la justificación de expresiones tan machistas como (hablando de los problemas de las mujeres): "durante los días del período menstrual y hasta en sus vísperas, si normalmente son despiertas, se vuelven un poco tontas; si normalmente son un poco tontas, se vuelven imbéciles del todo."

También es para enmarcar la frase que dice Martín que un gran jefe le dijo una vez: "El gran error de algunos hombres de comercio es tratar a sus empleados como si fueran humanos" ¡Ojito! Menos mal que queda clarísimo que a Martín le parece un horror....

Termino ya, que no me quiero alargar. Es un libro muy agradable para leerlo con tranquilidad y, a ser posible, cuando uno esté pasando un buen momento...

En serio, merece la pena.

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