martes, 13 de agosto de 2013

Los fiscales (Lindsey Davies)

He tardado mucho en escribir una nueva reseña, no tanto por haber tardado en leer el libro sino porque lo terminé en el avión, camino a la verde Erín. Allí sí he tenido acceso a un ordenador para hacer la reseña pero no he tenido ni tiempo, ni muchas ganas, la verdad...

Tras la vuelta a la normalidad, retomamos la costumbre de las reseñas.

Se trata de otra entrega de Marco Didio Falco, viejo conocido nuestro (parafraseando a un profesor de Mecánica Teórica que tuve en la Escuela). Ya sabemos que es informante o, lo que es casi lo mismo, detective privado, en la antigua Roma. En este capítulo nos enteramos también de que es procurador de los Gansos Sagrados de Juno, cargo concedido por el emperador como un honor...

Es de nuevo una novela muy entretenida de leer. No pierden fuerza por ser historias de un mismo protagonista. A los personajes ya los conocemos y vamos aprendiendo cosas de la cultura romana: "...esforzándonos por una vez en arreglar los pliegues de lana y formar los tradicionales senos (para que lo sepan los bárbaros provincianos, los senos son los hondos pliegues bajo el brazo derecho donde puedes esconder tus notas o, en caso de estar desesperado, una daga para apuñalar a tu enemigo)".

Otra cosa que aprendemos es que hay muchos festivales diferentes en la antigua Roma: "Festival del Amado Pariente. Se supone que las personas tienen que renovar los lazos familiares y resolver las rencillas. Fuera quien fuera el dios al que se le ocurrió esto, tendrían que encerrarlo en una celda con un hermano espantoso al que odie, mientas el pariente cercano al que ha ofendido sus creencias más preciadas y le ha robado los pollos se reúne con él para sonreírle afectuosamente hasat que se vuelva loco y empiece a gritar." No sé qué pasaría si este festival se trasladase a la época actual...

Cuando lo leí, creía que me había aprendido la exclamación más interesante del mundo "¡Por el aliento de Vulcano!" y pensaba utilizarlo pero... después de 10 días en Dublín, creo que lo mejor es la exclamación de las pijas de allí (porque allí también hay, claro): O.M.G. Son las siglas de Oh, my God pero hay que decirlo con las siglas... Es ideal de la muerte, lo juro por snoopy y si no que se caiga el VIPS y se hunda Benetton y cierren Formigal este invierno.

Toda la trama se desarrolla entre la búsqueda de pistas y lo stribunales. El concepto de Falco de los abogados es un poco... ¿cómo decirlo?: "Abogados, es decir, nobles personas que realizaban acusaciones criminales, la mayoría de las cuales eran más o menos viables, expuestas sin mentiras flagrantes y respaldadas con algunas pruebas, con vistas a condenar a compañeros senadores y arrebatar luego a sus sentenciados colegas unos enormes porcentajes de sus ricos patrimonio."

Vemos también que confía poco en el sistema y en la especie humana: "Si poseíais alguna confianza en la imparcialidad de los jurados, ya os podéis ir despidiendo de ella"; "En este desacreditado mundo a veces te encuentras con alguien que rompe la norma. A veces te encuentras con una persona honrada".

Poco más. No quiero contar nada de la trama porque se trata de leerlo y pasar un buen rato. Es un libro recomendable para no sufrir, para leerlo tranquilamente y relajarse.

Seguro que leeré más de nuestro amigo Falco, sin duda ninguna.

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