lunes, 18 de febrero de 2013

Los desorientados (Amin Maalouf)

Otro de los libros que me trajeron los Reyes (¡hay que ver qué juego me dan a mí los Reyes Magos!).

Soy una auténtica fan de Amin Maalouf, esa es la verdad. Y, cuando vi que había sacado un libro nuevo, tuve que ir a por él de cabeza.

Y no me ha defraudado en absoluto. Cuando uno lee a Amin Maalouf debe saber a qué se enfrenta. Un hombre nacido en el Líbano, cristiano, emigrado a Francia... todo eso se trasluce, y mucho, en sus obras. Porque, claro, no es lo mismo estudiar una carrera en cualquier universidad en España, con todo lo que conlleva ser universitario, que estudiar en Líbano: esos estudiantes tenían mucho más que "comentar" que nosotros...

El libro es delicioso de leer, de verdad. Es de los que le gustan a mi marido: no pasa casi nada. Cuenta la historia de un grupo de amigos de juventud que se enfrentan a unas circunstancias que les pueden llevar a reunirse de nuevo después de casi 20 años. Va contando sus diferentes historias y está tan bien escrito que da pena cerrar el libro cuando llega el metro a la estación o cuando se cierran los ojos por la noche en la cama.

Me resulta curioso, además porque empieza la historia un 20 de abril. Bien, puede ser una fecha como otra cualquiera pero, curiosamente, también un 20 de abril de 1889 nació Hitler. Y también el 20 de abril de 1990 es el título de una canción de Celtas Cortos que, sin ser mis músicos favoritos, es una canción muy agradable. ¿Y qué más da que sea 20 de abril? Pues es que, para mí, el 20 de abril es un día importante: es el cumple de mi mami... Por eso me llama tanto la atención que sea una fecha que aparece en tantos sitios.

A lo largo de la historia se hace un canto a la amistad maravilloso. De momento, el autor dice que "Un amigo de juventud es como un hermano adoptivo. Puedes arrepentirte de haberlo adoptado pero ya no puedes desadoptarlo".

También presenta al protagonista, uno de los amigos, con una filosofía de vida curiosa. Con algunas cosas se puede estar de acuerdo, con otras no, pero no cabe duda de que desprende una serenidad que nos gustaría tener a todos. Algunas de sus reflexiones son muy interesanets: "Aunque haya que cumplir con las tareas penosas cuando se presentan, tampoco es cosa de salir corriendo a su encuentro. Así que haré lo que hacían antaño los romanos más prudentes: comtemporizar". Me encanta porque es una de mis frases recurrentes: hay que contemporizar...

Los personajes son estupendos. Eso sí, yo he tenido muchos amigos en la universidad y hemos sido mucho más aburridos. En este grupo cada uno vive en un extremo del mundo, profesa una religión diferente, unos son practicantes (alguno excesivamente ortodoxo) y otros solo saben que tienen una especie de fe, unos se han hecho muy ricos y otros desprecian la riqueza, algunos viven nadando en la política y otros la aborrecen y prefieren dedicarse al estudio... ¡Son un grupo genial!

No me alargo más. Es un libro francamente agradable de leer. Y, como siempre que puedo, quiero terminar con otra de las reflexiones de nuestro prota, nuestro profesor de historia: "Más vale equivocarse en la esperanza que acertar en la desesperación".

1 comentario:

  1. ¡Qué curioso! ¡Yo también subrayé esa reflexión en el libro! También me pareció un libro maravilloso y lleno de ternura y sensibilidad.

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