martes, 11 de diciembre de 2012

Antología (Dashiell Hammett)

Tengo que confesar que siempre digo que me encanta Dashiel Hammett pero... hasta ahora solo había leído El halcón maltés. Sí, claro, lo he leído 200 veces (vez arriba, vez abajo) pero no tenía más referencias.

Y... esta antología no me ha decepcionado nada en absoluto. Me ha encantado. Es cierto que juego con ventaja porque me gusta mucho la novela negra. Por cierto, el género fue fundado por el propio Dashiell Hammett ¿Será por eso que es el mejor?

Nuestro amigo Hammett estuvo trabajando desde 1915 en la Pinkerton's National Detective Agency (Baltimore) como detective privado y, por lo visto, de ahí sacó muchos de los casos que luego noveló.

¡¡Qué detectives!! ¡Cómo me gustan! Hombre, a Sam Spade ya le conocemos todos y, diga lo que diga el autor, le ponemos la cara de Humphey Bogart, sí o sí. Pero... ¿y "el Agente de la Continental"? Mira que he intentado saber cómo se llama y... no hay forma: es el agente sin nombre. Y luego está Alec Rush: "Es verdad que su sonrisa era una mueca horrible digna de una pesadilla, pero en eso consistía su encanto".

No necesitaban ni laboratorios, ni conexión con el archivo no-sé-cuantitos que tiene todas las huellas del pie derecho torcido de los habitantes de la tierra... Estos chicos iban a la escena del crimen sin guantes, observaban, captaban en problema y ¡a coger al malo! Y le hacían cantar, vaya que sí: "No hay detective que ignore que para hacer confesar a un hombre de carácter débil lo mejor es sencillamente acercar el rostro al suyo y hablarle en voz muy alta" Y sabían echarse atrás cuando las circunstancias se ponían feas: "La mueca que esbozó probablemente pretendía ser una sonrisa. Fuera lo que fuera, me heló la sangre en las venas y ante la posibilidad de que la repitiera, decidí rendirme".

El libro es estupendo, tiene ironía por todas partes. Los motes de los integrantes del hampa son geniales (a mí me encanta "el tosferina") y las comparaciones que hace el autor son muy, muy finas: "El cuarto estaba tan negro como los planes de un político honesto"; "Las siguientes seis hotas las pasó más ocupado que una pulga en el cuerpo de una gorda"; "Un hombre tan acogedor como una soga de ahorcar".

¡Ah! Y no nos podemos olvidar del GJ (el Gran Jefe) de la Continental: "Le llamábamos Poncio Pilato, a causa de su sonrisa amable cuando nos enviaba a que nos crucificaran en un caso suicida"

Además, en estos libros hay peleas de verdad. De las que salen en los dibujos animados y pone "¡Zas!, ¡Plaf! ¡Boom!". El propio autor lo describe casi así: "Esguince a la derecha, esguince a la izquierda, patada, esguince a la derecha, esguince a la izquierda" Casi parece un paso de baile como yo lo recuerdo de cuando daba clases de ballet: "Punta, talón, punta, juntos"

Vamos a ir cerrando, que ya me estoy alargando, como siempre. Eso sí, no será el último libro que lea de este autor. Parafraseando al Agente de la Continental: "Conociéndome yo a mí como me conozco, estoy seguro de ello".

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