domingo, 22 de marzo de 2020

Las hijas perdidas (Simone St. James)

Vamos a ver si estos días de reclusión forzosa me permiten ponerme al día con todas las reseñas que tenía pendientes (que eran unas cuantas, la verdad)

Este libro lo elegí, como muchas otras veces, un poco porque sí, porque me pareció interesante el título. Es muy poco edificante, ya lo sé, pero muchas veces he tenido mucha suerte y he acertado de pleno. Otras, no tanto, y me he tenido que tragar unos libros infumables... cosas que pasan.

En este caso, la novela es bastante interesante. No diría que es la mejor que he leído nunca, cierto es, pero se deja leer muy bien y se pasa un rato entretenido. Y es cierto que muchas veces es lo que una necesita...

Se sitúa en dos momentos, en Vermont. Por un lado, en 1950, en un internado, Idlewild Hall. Y por otro lado, en 2014

Idlewald Hall es un internado para "muchachas a las que nadie quiere", que cerró definitivamente en 1979. "Idlewild era un internado de último recurso. Los padres solían llevar allí sus vergüenzas, sus fracasos, sus impotencia con hijas imposibles". Y, además, en el pueblo corren rumores de que está embrujado.

Se dice que Mary Hand, que murió en 1907 tras un aborto espontáneo, "golpea los vidrios de las ventanas por la noche, pidiendo a las chicas que la dejen entrar. Pero quien lo hace, muere"

Por otro lado, vamos a conocer a Fiona Sheridan, periodista, obsesionada por la muerte de su hermana en 1994... "su hermana, que entonces tenía 20 años, había sido estrangulada y abandonada en medio del antiguo campo de deportes de Idlewild Hall". Pasados 20 de su muerte, cuando Deb habría cumplido 20 años, Fiona no se conforma con la explicación que tuvo en su momento, y quiere seguir investigando.

Fiona, de 37 años, es la pareja de Jamie Creel, policía, hijo, a su vez de Garret Creel, el jefe de policía cuando apareción Deb muerta.

En fin, que todo esto nos lleva a una trama de encubrimientos, sobornos, luchas en el pueblo... muy interesante.

Y también, la historia de Idlewald Hall nos hace conocer cómo funcionaban ese tipo de instituciones, que eran lugares muy complicados para vivir. Conoceremos a Katie, Roberta, CeCe y Sonia, compañeras de habitación, con formas de ser completamente diferentes y con circunstancias muy distintas, que terminan desarrollando una estupenda amistad. Hasta que Sonia aparece muerta cuando volvía de una visita a los únicos familiares que tenía en Estados Unidos.

No cuento más, tendremos que ver qué puede ir descubriendo Fiona y cómo los descubrimientos van afectándola personalmente.

Hay un personaje curioso en la novela, Malcolm Sheridan, padre de Fiona, periodista muy reconocido, que se hundió tras la muerte de su hija mayor. Pero dice unas cosas que a mí siempre me han parecido muy reales. "Uno de los axiomas que habían guiado la carrera peridística de su padre era que «el dinero habla»"

Por otro lado, hay otra cosa que dice el Sr. Sheridan que yo siempre he dicho y que creo que vale para muchas de las circunstancias en las que nos encontramos últimamente: "...alguien, en algún sitio, está siempre ganando dinero". Nos pasa con muchísimas cosas... ahora repudiamos el plástico... alguien que vive de la celulosa estará forrándose; apareció la gripe aviar... alguien que viviera del porcino, se forraría en su momento... Yo me he hecho demasiado escéptica, pragmática o cualquier otra esdrújula similar, pero estoy convencida de que nos dirigen como a borregos para conseguir la ganancia económica que quieren en cada momento.

Y voy a cerrar ya que, como siempre, me estoy alargando. Y cierro con una expresión que utilizamos muchísimo y que en la novela se dice que es muy tóxica... y creo que es verdad... "¿Y a ti que más te da?"

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