jueves, 9 de febrero de 2017

El asesinato de Sócrates (Marcos Chicot)

Otro libro que nos trajeron los Reyes... ¡qué bien nos debimos portar el año pasado!...

Al igual que no me fío de los premios Planeta, mucho menos me fío de los finalistas pero... yo ya había leído otro libro de este autor, El asesinato de Sócrates y me gustó muchísimo. Eso sí, hay que ver este chico, qué fijación tiene con los asesinatos...

Vayamos al grano: me ha encantado. Y me ha encantado mucho rato porque es muy, muy largo... Pero no se hace pesado, para nada.

Se aprenden muchísimas cosas. Al final el autor dice algo en la "Carta a mis lectores", con lo que estoy muy de acuerdo: "Como lector me gusta que los libros no desaparezcan de mi cabeza cuando cierro la última página, quiero que me sirvan para aprender algo además de entretenerme." A mí me pasa exactamente igual y con este se han cubierto mis expectativas.

Hay muchísimos personajes, históricos y ficticios y, sobre todo, muchas guerras... Hay que ver... ¡qué afición por pegarse! Y todo el libro diciendo que van a alcanzar la paz y nada, que no hay manera...

Por supuesto, Perseo, Eurímaco, Casandra, Deyanira, Eurípides, Calícrates... Todos estos (y muchos otros), me han caído muy bien. Y Aristón me ha caído muy mal, como supongo que quería el autor.

Pero nuestro gran protagonista es Sócrates, por supuestísimo. A mí siempre me ha llamdo la atención este filósofo. Lo cierto es que solo he estudiado Filosofía en COU. Lo poquito más que sé es de lo que he ido leyendo aunque sí es algo que podría estudiar por capricho porque me llama la atención.

Y Sócrates es algo especial. Claro que el libro este tiene truco porque pasa como cuando uno ve o lee Titanic: vamos a ver, a quién queremos engañar... el final nos lo sabemos todos... El Titanic se hundió tras colisionar con un iceberg y Sócrates fue condenado a morir ingiriendo cicuta. Es así y listo.

Por eso el título me resultó tan llamativo...

Claro que lo mejor del libro es ir "enamorándose" de Sócrates poquito a poco. He entrecomillado "enamorándose" porque cada vez me ha ido gustando más y cada vez me he ido dando más cuenta de que necesitaríamos muchos hombres como Sócratres dando la lata por aquí. Si volviera a nacer se moriría de un infarto... ¡pobre!

Por un lado "se consideraba a sí mismo un filósofo, alguien que quiere saber, y no un sabio, alguien que ya posee el conocimiento".

De acuerdo con la Enciclopedia Universal, citada por el propio autor en el libro: "De este modo, la ironía socrática servía para demostrar la ignorancia de quienes pretendían ser sabios, y la mayéutica servía para que quienes se considerabaa ignorantes alcanzaran el conocimiento mediante conclusiones propias."

Casandra es la hija de Eurípides, que en un momento dado nos cuenta una historia estupenda: "Había un hombre que dirigía ditirambos, llamado Tespis, al que Pisístrato llamó para que viniera a Atenas. Un día, mientras los espectadores contemplaban el coro cantando y bailando como es habitual en los ditirambos, Tespis los sorprendió con una novedad extraordinaria: se pudo una máscara y comenzó a hablar con el coro. En ese preciso momento, con ese diálogo entre el coro y Tespis comop primer actor de la historia, nació el teatro."

Y, claro, aparece otro personaje maravilloso, aunque aparece ya muy avanzada la historia pero todos sabemos el peso que va a tener: "Es cierto que se llama Aristocles, pero debido a su ancha espalda su profesor de gimnasia le puso un apodo por el que todo el mundo le conoce ahora". ¿Y cuál era ese apodo? Platón...

Podría seguir y seguir... Hay muchísimas cosas que me han hecho reflexioanr. Y sí, ya sé que la historia de la novela va contando otras cosas, sé que no he contado nada de Perseo, de Casandra y su boda con Ificles, de la peste... Pero es que Sócrates me ha obnubilado...

Tengo que dejar otra cosa por escrito, algo que deberíamos publicar en el B.O.E. a ver si alguno nos dábamos cuenta...: "Muchos atenienses habían escuchado a Sócrates decir en público que la experiencia y la capacidad son los criterios por los que escogemos a un médico para que nos sane o a un general para ponerlo al mando del ejército, y que del mismo modo deberíamos elegir para el gobierno a los hombres más capaces de gobernar". Yo lo dejo caer... a mí me parece que esto no lo estamos haciendo así pero...

Y termino ya, que si no me alargo tremendamente. Pero acabo con una reflexión de Sócrates (¡claro!) cerca ya de su final: "Todo hombre debe ocupar con valor el puesto que le ha correspondido. Además los hombres pertenecemos a nuestros creadores, por lo que quitarnos la vida sería disponer de algo que no nos pertenece. Actuar contra la vida propia es atentar de un modo inadmisible contra los sagrados lazos que nos unen con los dioses, con los demás hombres y con nosotros mismo"

No hay comentarios:

Publicar un comentario