domingo, 13 de abril de 2014

Y las montañas hablaron (Khaled Hosseini)

Ya había tenido la oportunidad de leer los otros dos libros de este autor, Mil soles espléndidos y Cometas en el cielo y me habían gustado mucho. La sensibilidad de este hombre es increíble y, sin ñoñerías, saca lo mejor y lo peor de cada uno de los personajes, haciendo sentir lo mismo que sienten ellos.

Así que, tuve la posibilidad de leer este último, y no la pude dejar pasar. Y tengo que reconocer que, como cabía esperar, lo he disfrutado un montón.

El inicio es sorprendente, la verdad. No desvelo nada si digo que la trama del libro se basa en que una familia afgana con muy pocos medios, decide vender a la niña de 3 años a un matrimonio que vive en Kabul. Cierto es que la niña va a tener una vida mucho mejor con su nueva familia pero... ¿qué tendrá que pasar por la cabeza de esos padres?

A mí me parece impresionante.

Y, partiendo de esa situación, el autor hila una trama en la que se entrecruzan las vidas de muchas personas en diferentes momentos de su vida. Cada uno tiene una existencia completamente diferente pero todos tienen momentos duros en sus vidas que les hacen tomar decisiones en cada situación.

En realidad, no les pasa ni más ni menos de lo que nos pasa a cada uno de nosotros. Bien es verdad que las situaciones por las que pasan los protagonistas son un poco diferentes a las mías, por ejemplo. Principalmente porque, gracias a Dios, yo no vivo en un país como Afganistán, que ha pasado por varias guerras en los últimos años y que no tiene la misma situación económica y social que el nuestro.

Pero los protagonistas son tan reales que nos identificamos con ellos en cada párrafo y en cada capítulo.

Sinceramente, Pari, la niña a la que venden, que debería ser la gran "prota" (y lo es, claro) no es mi favorita. Mis personajes preferidos son Nabi, su tío, chófer de la familia que la compra y Markos, médico que se traslada a Kabul para ayudar tras la guerra.

¿Por qué? No lo sé muy bien. Nabi es un hombre fiel y abnegado, que no abandona al hombre para el que trabaja en ningún momento y que, después de heredar la casa, prefiere no cobrar el alquiler a los cooperantes que la ocupan porque está convencido de que han llegado para ayudar a su país y eso merece que les ofrezca su casa.... Me gusta cuando escribe la carta de su vida, que dice "...una historia es como un tren en movimiento: no importa donde lo abordes, tarde o temprano llegarás a tu destino". Y también me gusta mucho cómo describe lo que es el matrimonio: "...yo tenía todo aquello que uno suele buscar en el matrimonio: comodidad material, compañía y un hogar en el que siempre era bienvenido, en el que me amaban y necesitaban". Es una reflexión más que curiosa e interesante.

Y, por otro lado, Markos, cirujano plástico, que ha ido y venido por todo el mundo, unas veces con mejores intenciones y otras con peores... Pero lucha y establece un lazo fuerte con Nabi, a quien no conoce en un primer momento pero a quien termina queriendo profundamente. Y se hace cirujano plástico porque "...comprendí que el mundo no ve el interior de las personas, y que poco importan las esperanzas, penas y sueños que albergamos bajo una máscara de piel y hueso."

Aunque ya he comentado que Pari no es mi personaje favorito, sí hay una reflexión suya que me gusta. Hace falta saber que es profesora de Matemáticas en la Universidad en París: "...hallaba cierto consuelo en lo inmutable de las verdades matemáticas, en su ausencia de arbitrariedad y ambigüedad. En el hecho de saber que si bien las respuestas quizá se resistieran, era posible encontrarlas. Allí estaban, esperando entre los garabatos de tiza."

No me alargo más. Es un libro para leer con tranquilidad y saborear párrafo a párrafo. Como siempre, acabo con una reflexión que me ha gustado mucho. La hace Pari refiriéndose a su madre (a su madre adoptiva porque a la de verdad no la llegó a conocer) pero nos puede valer a cualquiera con cualquier otra persona con la que nos hemos cruzado en nuestra vida: "Debería haberme portado mejor con ella. Si haces eso, nunca lo lamentarás. De vieja nunca te dirás: Ah, ojalá no me hubiese portado bien con esa persona".


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