viernes, 5 de mayo de 2017

Patria (Fernando Aramburu)

Tenía que llegar: el libro lo está leyendo todo el mundo. He oído hablar de él en tertulias, en la calle, en la oficina y lo están leyendo mis amigas... De hecho una de ellas,  ya ha hecho su propia reseña en su blog (muy recomendable, por cierto: https://loslibrosdepimaga.blogspot.com.es/).

Y he de decir que me ha gustado muchísimo. Había oído muchas cosas pero no esperaba que fuera así.

Es cierto que yo no conozco en profundidad el conflicto vasco, pero he vivido, como muchos el dolor y la indignación cada vez que oíamos que se había producido un nuevo atentado... ¡tanta impotencia!

En el libro se puede vivir desde los dos lados... Cuando comienza la historia acaban de anunciar el cese de la lucha armada. Curioso porque ellos lo llaman "lucha armada" y no "terrorismo"... Será que hay maneras de ver la realidad como decía Jaap Keergard...

Vamos a conocer a dos familias. Por un lado (casi en una esquina del ring) tenemos al Txato (con cara de hombre asesinable), Bittori (su mujer) y sus hijos Nerea y Xabier. En la otra esquina están Joxian, Miren (su mujer) y los hijos, Arantxa, Joxe Mari y Gorka.

A mí Miren se me hace antipática desde el principio y Joxian me parece lo que mi madre llamaría un "buen Juan". Quizá Gorka sea mi personaje favorito de la novela...

Eso sí, el que me nos me gusta es Don Serapio, el cura del pueblo... ¿cómo es posible que diga las cosas que dice y defienda lo que defiende? Un sacerdote... ¿no tiene que predicar la paz y el amor? Las ideas son siempre defendibles, sean las que sean pero desde la razón y el sentimiento... NUNCA con las armas en la mano. Eso tendría que haberse enterrado con las cruzadas, que bastante daño hicieron ya...

Sí, ya, ya lo sé... Aún hay quien lucha con las armas en nombre de un Dios (mucho más incongruente que por ideas políticas o por territorios), pero a mí se me enciende el alma cuando lo pienso...

Hay una frase de Miren que me ha dejado helada, justo después de que hayan matado al Txato: "Se acabó el Txato. Es lo que tiene la guerra, que deja muertos". Impresionante: lo está diciendo de un hombre del que eran amigos del alma y al que todo el pueblo había dejado de hablar porque no pagaba todo lo que le pedían... Ella y Bittori eran amigas inseparables desde niñas y dejan de hablarse... ¿cómo es posible?

En palabras de Arantxa: "Ahora no nos hablamos con él ni con su familia aunque no nos han hecho nada. Este es un país de locos"

Y hay otro pensamiento de Gorka que me ha hecho reflexionar: "No es que los asesinatos de la banda lo dejaran indiferente, sino que estos se habían convertido en una rutina que le embotaba los órganos de al indignación y de la pena". Y me ha hecho reflexionar porque eso es lo mismo que yo decía muchas veces después de los atentados: nos estábamos acostumbrando. Y estábamos abrumados y embotados de dolor... y el corazón se encogía tanto que había veces que no se podía encoger más.

En definitiva, un libro muy, pero que muy recomendable. Yo había oído decir que era muy duro. Puede que lo sea pero creo que el tema, que es muy difícil y muy sensible, está muy bien tratado y llega a lo más profundo de cada uno.

Y, a lo mejor nos puede hacer ver si tienen sentido los fanatismos, por mucho que nos hagan creer que son el objetivo final de nuestra vida.

Josexto, el carnicero, después de morir su hijo lo dice muy bien: "Y no se dan cuenta de que, a cambio de nada, porque no hay más premio que la cárcel o la tumba, han dejado el trabajo, la familia, los amigos. Lo han dejado todo para hacer lo que les mandan cuatro aprovechados. Y para romperles la vida a otras personas, dejando viudas y huérfanos por todas las esquinas"

Podría seguir mucho más, como casi siempre, pero no quiero que esto sea otro libro. Por supuesto, tengo reflexión para cerrar... Habría muchas pero me quedo con una que me ha hecho pensar y con la que estoy completamente de acuerdo: "Pedir perdón exige más valentía que disparar un arma, que accionar una bomba"


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